La tercera etapa se inicia con una transición que finaliza con la salida definitiva de la orden marista de la Casona de Lo Lillo. El 29 de junio de 1972, fecha en la que se firma el traspaso oficial del terreno, que en ese entonces medía 3 hectáreas.

En un contexto nacional de miedo, represión y pobreza, los días se hicieron más largos. Tras el golpe de Estado, los niños y las niñas que habían tenido un rol fundamental en las políticas públicas del presidente Salvador Allende vieron cómo, en dictadura, las políticas se redujeron a un asistencialismo enfocado en la atención de los llamados “menores en situación irregular”. Según la prensa de la época, la cantidad de niños y jóvenes entre 4 y 18 años en esta condición llegaba a los 580.000 menores en 1979.

Ese mismo año, se creó el SENAME, entidad que buscó resolver las dificultades de funcionamiento que había tenido el Consejo Nacional de Menores (CONAME), el cual contaba con escasa capacidad operativa. En este contexto, la Casona de Lo Lillo se convirtió en el Hogar Lo Lillo.

Altos muros de ladrillo fiscal rodearon la antigua construcción, encerrando con ello el abandono y la marginalidad. En 1976, se entregaron las casas de la población Ministro Bonilla, vecina directa del hogar. Los recuerdos de los primeros propietarios hablan de vulneración de derechos básicos y violencia de distinta naturaleza.

En la década de 1980, se organizaban para llevar ropa, zapatos y alimentos, y un grupo de dueñas de casa se hacía tiempo para visitar a los niños una vez a la semana, bañarlos y brindarles aseo básico. Sus relatos son crudos respecto a las condiciones de vida al interior: “De día era una cosa y de noche otra; los cuidadores se encerraban en sus piezas, y solo ellos sabían lo que hacían. Fue muy trágico todo eso”, recuerda una de las vecinas.

Dos de ellas alojaron durante algunos días a un menor que logró escapar, y conservan un vivo recuerdo de cómo vivían algunos de los niños.
Sin embargo, tampoco podemos negar que se vivieron momentos de amistad, protección y compañerismo al interior del Hogar Lo Lillo.

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